La Vaca Berrenda

Las berrendas son dos razas diferentes, la  berrenda  en negro y la berrenda en colorado, que se distinguen fácilmente por su coloración. Estas razas tienen distintos orígenes, la berrenda en negro parece tener su orígen en el Bos taurus ibericus, y filogenéticamente es casi idéntica  a la raza negra andaluza. La berrenda en colorado tiene su origen en el Bos taurus desertorum, y es una raza muy cercana al ganado retinto.

 

Se trata de vacas de gran formato, los toros  alcanzan los 1000 kg de peso y cerca de un metro y medio de altura.  Están caracterizadas por su coloración pía que según la extensión del color rojo o negro, sobre la capa blanca, se denominan de diferentes formas alistonada, salpicada, etc.

Estas vacas se suelen manejar juntas y por eso aquí se tratan ambas razas.  Su utilización tradicional fue el manejo del ganado bravo. La coloración hacia que se le diferenciara enseguida en las  explotaciones. Este color pinto también fue muy tradicional en nuestros mastines por el mismo motivo, su fácil localización.

 

Sin embargo, para diferenciar el Mastín Español, del Mastín del Pirineo y de los cruces con otras razas como el San Bernardo, el color pinto ha ido por desgracia paulatinamente desapareciendo de concursos y exposiciones.

 

Además del color su docilidad, mayor fuerza y peso que el toro de lidia, y su rusticidad, hicieron que en la mayor parte de las ganaderías de reses bravas existiera una punta, entre 20 y 25 vacas, de berrendas.

Estas vacas fueron utilizadas igualmente, por su fuerza y facilidad, para su manejo en los trabajos del campo, y para el  traslado de mercancías, principalmente mineral, en carretas, pero  su uso fue siendo cada vez menor, a lo largo del tiempo,  en  favor de las mulas. 

 

Las mulas tenían la ventaja de poder labrar más terreno en menor tiempo, su uso como caballería y  mejor adaptación a terrenos más abruptos. En contraste son infértiles con lo que hubo una continua hibridación de burros con yeguas españolas, utilizándose para este fin las más grandes,  y  disminuyendo la calidad de las razas de caballos españoles. Además, las mulas tienen un  pobre uso como alimentación humana, en comparación con los bueyes, y su utilización hizo disminuir un recurso proteico de ­primer índole en el campo.

Posteriormente la mecanización de las labores agrícolas y mineras hizo ya innecesaria la utilización de los bueyes y vacas berrendas como animales de tiro.

 

Su conservación se basó en su empleo como  animal de carne, pero una cierta infertilidad de los ejemplares  derivada de la alta presencia  de la translocación cromosómica 1/29, y el uso de los cruces comerciales con toros de otras razas como el charoles,  puso a estas razas al borde de la extinción.


Los terneros mezclados con otras razas conservaban en muchos casos la coloración berrenda y por tanto no era necesario conservar ganaderías puras. Sin embargo, muchas de las características propias de la raza como son su rusticidad, aprovechamiento de  alimentos de baja calidad, capacidad de movilizar las reservas en época de escasez, buena aptitud lechera, siendo buenas madres, y alta resistencia a la fatiga  fueron perdiéndose.

 

Su cría en extensivo y en muchos casos sus movimientos trashumantes, pusieron de relieve el valor de las berrendas puras sin cruces con razas foráneas. Se utilizaron de esta forma para trashumar como vacadas puras, en algunos casos asociándose varios ganaderos, y en otros casos para ayudar el manejo de reses bravas.

Una de las trashumancias más características se produce desde Jaén a los calares del río Mundo, un altiplano situado  a más de 1.300 metros de altura, en un complejo y bellísimo complejo kárstico. En este lugar ya en el siglo XIV hay datos de que pastaban en verano más de medio millón de cabezas de ganado, aproximadamente la mitad de lo que hoy trashuma en toda España. Destacando la presencia de reses bravas, como la ganadería de Samuel Flores, toros negros de espectacular encornadura por su origen Parladé.

 

Las vacas aprovechan los pastos de esta región manchega durante un largo periodo durante los meses de Junio, Julio, Agosto y Septiembre, aprovechan los fértiles pastos del calar alto. . En Octubre comen los gamones Asphodelus sp. secos y empiezan a bajar a las zonas que se llaman" Calar de En medio"(mas bajos en altitud), a la bellota de la encina y el roble, siendo en esta época también más ramoneadoras. A partir de Diciembre, la parte alta se cubre de nieve hasta Abril y es entonces cuando trashuman o bajan al fondo de los valles.

 

En este complejo Kárstico hay una riquísima representación de la flora y fauna endémica, entre la que destaca un vertebrado endémico la lagartija de Valverde (Algyroides marchi) que este dedicara a la Fundación March que le otorgó su primera beca de investigación.

 

La trashumancia al calar del río Mundo todavía se práctica y las berrendas a pesar de su bajo número censal (alrededor de 3000) siguen haciéndolo mostrando que es viable la conservación de unas razas y un patrimonio con un desarrollo económico basado en la calidad del producto y el respeto por el entorno.