Ideas sobre la coexistencia sostenible del lobo y la ganadería.
Lobos y mastines
Desde que me acuerdo, allá por el principio de la década de los 50 del siglo pasado, mi vida ha estado ligada a la ganadería trashumante.
Ya a los 7 y 8 años, cuando mis tías de Galicia me mandaban algo de dinero, por reyes o cumples…yo lo invertía en ovejas… Esas dos o tres ovejas, que me podía comprar con los reyes,
pasaban engrosar las casi 4.ooo con las que trashumabamos todos los años (2.000 merinas y 2.000 segureñas),desde el Calar del Mundo a Sierra Morena.
En aquellos años , después de los años de la guerra civil, los lobos sufrieron un repunte de población. Incluso en zonas como estas sierras, los ungulados salvajes prácticamente se habían
extinguido, sólo quedaba alguna montés empoyatada en las zonas mas inaccesibles. Pero lo que si había, era ya una floreciente cabaña ganadera, que desde estas sierras bajaba todos los
inviernos a las zonas de Ciudad Real y Jaén mas ganaderas (Valle de Alcudia y la Carolina principalmente).
Los lobos, sin presas salvajes de buen tamaño, con los conejos como presa compartida con un montón de predadores…se centraban en, principalmente, las ovejas trashumantes.
De hecho, recuerdo a finales de los 50, cuando, teóricamente, se erradico el lobo de estas sierras. Que todos los veranos había alguna lobada en el Calar y esporádicamente algún desastre,
cuya noticia corría por toda la sierra, como cuando los lobos despeñaron mas de 100 ovejas, por el cortado de Los Calarejos.
¿Que nos hacia pensar esto?
Que los lobos hacían el mismo recorrido que sus principales presas. Por el camino aprovechaban los rezagos de ovejas débiles y enfermas, y en invierno en Sierra morena y en verano en los
calares, predaban sobre las descarriadas del rebaño principal, que iba guardado por el pastor y los mastines.
Incluso alguna manada que se viniera pronto, siguiendo los primeros ganados, eran las loberas que se sacaban aquí. Las loberas se sacaban metiendo en ellas a un ñaco desnudo, para que la
loba no le atacara, como me contaba a mi Desiderio, de cuando entro en la lobera de los Picarazos, con 7 u 8 años y saco los 5 cachorros…
De todas formas, en aquella época, el lobo tenia que espabilar…los mastines sabían lo que se hacían, pues aunque la raza se había abandonado un poco, nada hay que enseñe mas que la
practica, y esa la tenían a diario.
Los pastores estaban las 24 horas con el ganado, durmiendo en tiendas en las majadas o entre el propio ganado en el careo del verano, que con el sestero, sólo se echaban un rato a media
noche, pero para dar enseguida la “recomía”. Y si los lobos apretaban mucho, se nombraban las “imaginarias”, turnos de guardia que hacían desde el mayoral y el “ayudaor”, hasta el
zagal.
Resumen de la década de los 50 en sierra del Segura y sierra morena
En esa época trashumaban alrededor de 250.000 ovejas desde la Sierra de Segura a Sierra Morena.
Había abundantes lobos, sobre todo en Sierra morena, y muy pocos ungulados salvajes.
Nosotros bajábamos 4.000 ovejas, entre merinas y segureñas, 700 cabras negras serranas o castizas y 100 vacas berrendas y moruchas.
Con este volumen de ganado iban 30 mastines, algún “burrerillo” y algún carea o “pastoril”. De personal iba un mayoral, un “ayudao”r, 10 pastores, 1 vaquero, 2 cabreros y un
zagal.
Con esta tropa, era fácil que el lobo pasara temporadas comiendo higos y uvas, (cuando había) , perros careas, y raramente un mastín, no porque no mataran, que mataban, pero si le quedaba
algo de hálito, venia a la majada o espantaban a los lobos los otros mastines y no les dejaban aprovechar su carne.
Ovejas, pues yo no recuerdo que en ese volumen mataran mas de 30 o 40 al año, algún novillo en verano, que las vacas se separaban mas. Los caballos del hato, alguna vez mordieron alguno, pero no recuerdo llegaran a matar.
Esas pérdidas, en ganadería extensiva, eran un porcentaje totalmente asumible… siempre se contaba con una merma de un 2% entre lobos y otras causas, osea sobre 60 ovejas muertas
o desaparecidas.
Todos asumíamos la presencia del lobo, pero bien es verdad que se le perseguía con saña, se buscaban las loberas, y había alimañeros dedicados a su captura.
El mastín de aquel decenio era mucho más ligero que el actual, por lo menos en estas zonas en que el lobo parecía que había ido reduciéndose. La custodia del ganado era muy estricta por parte de los pastores.
El lobo, con pocas presas naturales excepto el conejo, tenía que centrar su actitud predadora sobre la ganadería.
¿Cómo se evitaba una mayor predación?
A base de buenos perros y mucho trabajo de los pastores.
El ganado siempre dormía “enredilado” y custodiado día y noche por perros y pastores.
La red se colocaba en cuesta, pues decían los pastores que si la ponían en llano, el lobo entraba por todos lados. En la cuesta, se ponía la tienda en la parte baja, zona por la que se suponía, entraban más los lobos, ya que era más fácil arrastrar la oveja cuesta abajo que hacia arriba.
Aparte, en la zona alta, dominando el territorio, siempre se sitúan los mastines, con lo cual había otro motivo disuasorio más para no entrar por arriba. En la puerta de la tienda se encendía una buena lumbre, dando alguna que otra voz de vez en cuando y algún paseo alrededor del redil, dando “tizonazos”, es decir, tirando tizones hacia la oscuridad.
El redil se solía rodear a 4 o 5 metros de la red, con una cuerda de “pleita”, de la que se colgaban trapos, cartones, latas… Todo lo que pudiera provocar la desconfianza del lobo.
De los 60 a mediados de los 70
A mediados de los 60, el lobo ya desaparecido de la Sierra del Segura, apretó en Sierra Morena. El antiguo dicho latino de “ráscanse de lobos los españoles, como de pulgas los
restantes pueblos”, parecía que cobraba todo su valor.
Yo supongo que el aumento y crecimiento de las repoblaciones forestales, que trajo aparejado la merma de la trashumancia, la densidad de reses salvajes aun pequeña, la protección que
brindaban los espesos pinares y el abandono del monte por carboneros, cortijeros, buhoneros y demás, creó unas condiciones que hicieron aumentar el lobo una barbaridad en la zona que
nosotros trashumabamos.
Por eso en el 65 empecé a investigar como conseguir mastines mas pesados, de los que traían los trashumantes del norte al valle de Alcudia…y en esta búsqueda conocí a Luis Esquiró, al que
le compre 2 cachorros, macho y hembra, para ver si podíamos darle mas potencia a nuestros mastines, pues el ultimo año, a pesar de las carlancas que portaban todos los perros…nos
habían matado los lobos dos mastines…si bien es verdad que los mastines también mataron una loba joven. A raíz de esa amistad con Luis, empecé a ir a León, a Extremadura, al Valle
de Alcudia, preguntando a ganaderos sobre perros y lobos.
En estos años aprendí mucho y escuché muchas anécdotas. Compré un mastín (Terrible) en Villar del Rey, cerca de Brozas, que me aseguraron que con 10 meses de edad, él solo había matado un lobo.
Ví como era perseguida por dos mastines una loba que huía con un cordero en la boca en Santa María del Páramo. Soltando el corderillo que tanto le había costado conseguir (la vimos saltar la valla del corral del pueblo con el cordero en la boca), consiguió escapar de los mastines. Escuché el relato y comprobé en varios casos, en nuestros vagabundeos por las majadas, la realidad de cómo 2 o 3 mastines venían mordidos cuando los hatajos recién llegados a los puertos eran atacados por los lobos. Entonces me contaban los ganaderos, y lo pudimos comprobar, que cuando llegaban a los puertos con lobos, lo ideal era poner a cada hatajo 3 mastines, uno muy dominante y territorial, que intentaría echar a los lobos de su territorio, otro más pesado y linfático, para que no abandonara nunca las ovejas (aquí en el Sur, que no había mastines tan pesados, se resolvía castrando uno para que engordara más y no se fuera de novias), y una perra, que era la responsable última y retenía a los perros en el hatajo.
Con esta estrategia, más la constante vigilancia del pastor, aunque a la llegada del puerto había mucho movimiento de ataque y peleas, a partir de finales de Julio, las ovejas
aprovechaban mejor la hierba, el estrés bajaba, y los ataques remitían. Bien porque el dominante hubiera expulsado a los lobos del territorio, bien porque todos habían aprendido a
coexistir casi en paz.
Esta década fue de persecución implacable sobre todo con venenos.
En la década siguiente, recuerdo el inicio con, aparentemente, menos lobos. Aunque cuando fuimos a comprar a Navarro, que estaba en la Ribera, su dueño se resistía a venderlo, y nos decía,
señalando hacia la montaña: “En lo que se ve, hay más de 500 lobos”
Entonces no lo creíamos, aunque en ese viaje vimos un lobo al borde de la carretera en lo alto del puerto del Manzanal, antes de anochecer.
Teóricamente, el lobo había casi desaparecido.
Y esto era verdad en el Sur, pero en el Norte estaba pujante. En el Congreso Internacional de la caza del año 71, José Antonio Valverde plantea una ponencia a favor del lobo en la zona Sur, pero aunque no parece dudosa su idea conservacionista, también llegó a plantear la erradicación del lobo de los territorios humanizados de Galicia después de la muerte de los 2 niños en el año anterior, a menos de 30 kilómetros de Orense capital.
En esa década se mataban muchos lobos en León y Cantabria. Recuerdo estar con Pepe el de Fresneda a principios de los 70 y comentarme que había matado más de 125 lobos, trampeándolos entonces en las reservas de Saja, él y su discípulo Teodorín el de Viaña. Y aunque las Juntas de Exterminación de Alimañas se suprimirían, se siguieron matando muchos lobos.
Del 75 al 85
Desde mediados de los 70 hasta mediados de los 80, el lobo pasó de ser un animal perseguido por todos los medios a, gracias a los esfuerzos de unos pocos (encabezados por Félix Rodriguez de la Fuente que hasta su triste fin en 1980 luchó denodadamente por la protección del lobo), ser o especie protegida, o cinegética según las zonas, con lo cual, perdido su estatus de alimaña y enemigo de la humanidad, pasó a tener una reglamentación básicamente de protección.
A Félix le tomaron el relevo investigadores tan poco sospechosos como Fernando Palacios o Jesús Garzón.
Éstos cambios en la actitud de la sociedad, favorecieron en gran manera al lobo, que pasó de ser una especie en serio peligro de extinción, a tener un censo en 1991 superior a los 2000 individuos.
Del 85 en adelante
Este censo del año 1991 y este cambio de actitud de la sociedad, hacia el lobo, nos llevó a plantearle a la administración la posibilidad de facilitarles lobos (habíamos empezado a criar con éxito), para repoblar sierra Morena y las sierras de Cazorla, Segura y las villas.
La propuesta era crear varias zonas protegidas en Sierra Madrona, Hornachuelos y Andujar, así como en la zona de Pozo Alcón, con la intención de situar unas 10 manadas o núcleos, en
territorios protegidos de 12 o 15.000 ha, por manada.
Desde estos núcleos de suelta, totalmente protegidos y con suficientes ungulados salvajes, como para poder alimentar esa población, se haría un seguimiento científico, por el equipo de
Fernando Palacios Arribas, desde el museo de ciencias naturales.
Para ello, seleccionamos una pareja reproductora, cercamos con cimentación a tierra y valla de simple torsión unas 150 htas, en medio de un coto de caza mayor con gran abundancia de muflón
y jabalí. Preparamos entradas, mangas y saltaderos, para que fueran entrando las presas que cazaría la pareja y los cachorros hasta fin de año, en que los cachorros, se capturarían y
sin haber tenido contacto con los humanos y habiendo aprendido a cazar con sus padres, se soltarían en las áreas elegidas, donde aprovechando las reses heridas en montería, formarían
el núcleo de una manada.
Naturalmente, una oferta gratuita, con posibilidad de funcionar,… a la Administración no le iba a interesar… No solo no aprobaron la idea… si no que nos conminaron a castrar a los lobos…para que una especie protegida y en peligro de extinción ,que tenía un núcleo de cría natural….naturalmente no criara…y hubiera posibilidad que se extinguiera en la zona.
¿Qué ha pasado a partir de los 90?
La ganadería trashumante se ha reducido a niveles mínimos.
La rentabilidad ha desaparecido y se ha pasado a ser, en vez de ganado trashumante (que formaban parte del medio y que lo aprovechaban, entregando a cambio una mayor biodiversidad
botánica, un mantenimiento de los ecosistemas tradicionales, y un flujo cultural y genético que llevó costumbres y tradiciones de uno a otro lado del país), a ser ganaderos extensivos,
cuyos ganados deambulan sin pastores y sin custodia, pastoreando en grandes extensiones de terreno abandonado y partiéndose en hatajos pequeños y descontrolados.
¿Qué consecuencia trae esto?
Lo que ocurrió en el Calar del Mundo en los años 99 y 2000.
Con un ganado en esas condiciones de manejo, la aparición de unos cuantos, aparentemente, híbridos o perros silvestres, acabó en 2 años con prácticamente toda la cabaña de cabras y ovejas del Calar del Mundo.
¿Cómo se pudo resolver?
Difícilmente: Se dieron batidas, se prepararon cajas-trampa, etc… Pero la desconfianza genética del lobo, o simplemente la desconfianza que da el haber nacido en duras condiciones para buscarse la vida y para sobrevivir, hicieron que estos perros silvestres, que no asilvestrados, fueran, aparte de máquinas de matar, capaces de eludir todas las acechanzas.
Solución: Se trajeron mastines genéticamente preparados para combatir a los grandes predadores, troquelados con el ganado y buscando las características apreciadas por los trashumantes de los 70 cuando subían a los puertos.
Un perro muy dominante y dos perras ganaderas que en pocos meses sacaron a los híbridos del territorio favorable para ellos y permitieron abatirlos en dos batidas.
Estas circunstancias, nos volvieron a convencer, que el mastín, no solo era la solución, sino que gracias a él podían coexistir lobos y ganado.
Por ello, ahora formamos parte de un grupo (ORTROS; independiente de la administración), que a nivel privado regala
mastines ganaderos a las ganaderías trashumantes que los soliciten.
Reflexiones
Por ello, y esto sólo son reflexiones, creo que manteniéndose un nivel de ungulados salvajes suficientemente alto, y una ganadería, custodiada por buenos perros y con una vigilancia
constante y activa, nuestras sierras del sur podrían volver a escuchar el aullido del lobo por toda nuestra geografía.
Pero que quede claro, que la base de que el lobo y la ganadería puedan coexistir en nuestras sierras, pasa por el mantenimiento de un mastín funcional y activo, dotado de la
herencia genética que le ha llevado a ser el perro guardian de la ganadería por excelencia. y que este improntado o troquelado con el ganado desde pequeño, para que este pase a ser su
familia.
Aparte, hoy en día podemos aprovechar toda una suerte de ingenios acústicos y luminosos, que basándose en la desconfianza del lobo, conseguirán en buena medida alejarlo del
ganado.
El pago de indemnizaciones por la muerte de reses no me parece la mejor política…yo soy mas partidario de la ordenanzas de Villaba dictadas a mediados del año 1500 “todos los
pastores deben tener continuamente dos perros mastines de sobreaño y si no los tuviere y lobos mordiere o matare alguna res, que pague la res muerta o el daño de la
mordedura”.
Me parecería mejor premiar al ganadero, que estando en territorio de lobos, sufriendo el trabajo que esto conlleva, fuera valorado por su tesón en la guardería y compensado por este
esfuerzo.
Con ello tendría un valor añadido a su ganadería, velaría por la existencia del lobo, que le haría mas rentable su ganado y evitaría la picaresca que parece hay en torno a las
indemnizaciones por daños.